martes, 1 de febrero de 2011 | By: ale

....

Por qué te tendré que escribir por aquí. Porque ya no estás. No estás más que aquél que en verdad no está aquí, que no comparte mi mismo cielo, aunque en verdad sí lo haga. Vamos, tú sabes a quién me refiero. Del cual me dijiste tenías celos. Celos, celos, celos. ¿Cómo diablos se te ocurre decirme eso? Celos pequeñitos, celos grandes, no me importa, son celos de todas maneras. ¿Y ahora qué demonios hago con mi cabeza? ¿Dónde dejo la última hamburguesa que te invité? ¿Cómo me seco las lágrimas que no puedo controlar ahora? ¿Cómo las escondo si todos me están viendo? ¿Dónde me escondo de su presencia? ¿Cómo voy a borrar un día completo? Deja de llorar me dice mi hermana, ¿qué diablos te pasa?, me dice. No entienden, nadie entiende. Dónde me desaparezco, si ahora estás en mis manos, todos los días, cada hora, cada minuto. No me gusta arrepentirme, ¿Cómo puede ser que de esto sea lo único que me arrepienta? Tengo amigos de todo tipo para escucharme. Aquéllos que no quieren escucharme (lo entiendo, lo respeto), aquél al que no le debo hablar de esto, aquél que se ríe de mí al haber caído en el juego, aquéllos que me dicen: vamos, acéptalo, aquél que me crucifica, increíblemente hay amigos (quienes menos pensarías) están completamente felices al respecto y sólo quieren ayudarme. No juzgar nada de lo que hice, sólo que sea feliz. Los quiero mucho a esos amigos, en verdad, les agradezco tanto tanto lo que hacen por mí. Pero después estas tú, quien supuestamente tiene que escucharme esto, normalmente tú lo haces. Cuando estoy mal, completamente destruida, frikeada, te llamo, me haces reír sobre lo que sea me esté pasando y ya no me siento mal. Porque nada te asustaba, podía llamarte en cualquier momento, me decías qué fue y yo empezaba con mi discurso sobre el tipo del momento o cualquier cosa que hubiese pasado. Estoy leyendo lo que he escrito y “la última hamburguesa que te invité” suena gracioso, pero es lo que inició el llanto, porque eso somos, una hamburguesa en bembos, una salchipapa por tu casa o una inca kola donde sea, porque maldita sea, sólo tú sabes cuánto me gusta la inca kola. ¿Puedes creer que ahorita tengo 4 botellas al lado mío? Es lo único que he podido tomar últimamente. Vamos, que no somos tan parecidos pero tampoco tan diferentes. Somos lo exacto para tener química. De amigos. El problema es que no sabíamos que en la ebriedad podíamos tener otra química. Una química, que, como te dije, desafía la física. Todos me dicen que me divierta, ya fue, pero les digo que nothing, nothing can take away these blues. Tengo que irme a trabajar, a tipear no sé qué cosas, preguntándome si no es irónico que dejen una maldita inca kola detrás del computador. Cuando voy a escribir, es lo único que veo. Me han llamado del Estudio, estúpidamente, pensé que eras tú. Ahora solo tengo a David Cook, cantando Always be my baby en American Idol o Leona Lewis cantando Bleeding Love mientras yo aplaudo en tu casa. ¿Sabes lo que es curioso?, que si alguien lee esto, todos pero todos sabrán de quién hablo, ahora soy más que nunca, la obviedad andante.

Bueno, tengo que irme. Los dejo a todos. Hoy soñé que despertaba, era 4 de febrero y me había dormido todo mi cumple. Espero que suceda así. Posteo una canción que una vez le dije a un amigo que cantara. Ahora sólo tengo este verano, del cual no puedo escapar, tengo que esperar tranquilamente hasta marzo, hasta que llegue el otoño.