martes, 28 de febrero de 2012 | By: ale

El sueño

No puedo decir que recuerdo el sueño completamente porque sólo son imágenes borrosas, pero los últimos 3 minutos son unos de los más vívidos que he tenido. Estaba echada en mi cama, excepto que no era mi cama, asumo que en esa realidad o tiempo lo era. Tampoco tenía 21, puede que haya tenido unos 25 o 26. Veía una película, la cual al inicio pensé que era la típica película de superhéroes; sin embargo, terminó siendo una extraña combinación de Spiderman 3 con Andrew Garfield y la Naranja Mecánica. Sí, quemada la película aunque en el sueño tenía una buena trama. Al finalizar la película, le explico algunos hechos a alguien del costado y me doy cuenta que al lado mío estaba aquel que me imagino que mis amigos asumen que estaría. Lo digo porque si mis amigos creen que si de alguien estoy enamorada, es de él, independientemente si yo sienta algo actualmente por él. No los culpo, yo tampoco me creería a mí misma. Bueno, eso no es tema de discusión ahora.



Lo que me sorprendió sobre el sueño, es la habitualidad y comodidad con la que este individuo me agarró de la mano y me besó. Me pareció algo irreal que mi subconsciente hiciera eso porque por más que cuando sueñes todo pueda pasar, las actitudes de esa persona me parecieron tan fuera de personaje que no lo creí. Parecía como si alguien hubiera tomado su cuerpo y adquirió la confianza para actuar así que nunca tuvo. De pronto, horas después, mientras seguía analizando el sueño, me di cuenta que mis ojos me habían engañado. Si bien mis ojos habían visto a cierto personaje, por dentro era otro, el cual también conozco y este sí calzaba perfectamente con la personalidad del individuo del sueño. Esa comodidad, esa seguridad de haber tenido ese gesto antes muchas veces, era algo que indudablemente ya había visto en alguien, si no que en la realidad nunca tal gesto fue hacia mí. Mientras pensaba todo esto me sonreí a mí misma y de las jugadas que te puede causar la mente. Y las sorpresas sobre todo.



“Es cierto que te extraño cuando no estoy contigo, pero recién sé cuánto te he extrañado al volver a tu lado y poder otra vez ser feliz”